miércoles, 29 de julio de 2015

rompiendo silencios I

Paraba. Respiraba hondo. Lo intentaba otra vez. Intentaba hacer que él entendiese sus miedos, dudas y emociones que no paraban de nadar en el fondo de su cabeza desde hacía un par de días. Allí dentro todo parecía ser tan simple, tan claro. Todo estaba tan meticulosamente ordenado a la perfección que no entendía por que, al intentar darle a todo ello forma de palabra, todo se difuminaba, los pensamientos se entremezclaban entre si, y ella no era capaz de hacer nada mas que balbucear. Era una sensación extremadamente agobiante. Como cuando se está debajo de una ola inmensa y esa ola te empuja hacia el fondo del mar e intentas con todas tus fuerzas nadar recto hacia arriba porque sabes que allí esta la salida, que debes llegar como sea. Y todo eso parece tan simple en tu maldita cabeza, eso de que tienes que nadar hacia arriba y ya esta, pero aun así no puedes. Es un querer y no poder. Y ese no poder es lo que la estaba matando lentamente. Algo la desgarraba por dentro cada vez que él la miraba con esos ojos marrones tan profundos, intentando ayudarla. Después de unos cuantos suspiros de desesperación y un par de sonrisas nerviosas, al final pudo decir algo. Sin embargo, ella no quería decir algo, ella quería decir todo. Por si fuese poco, ese algo no fue tan claro y rotundo como ella lo hubiese deseado. Fueron palabras demasiado retorcidas y eso la enfureció. Él en cambio se aferró a dichas palabras y durante unos minutos, alejó su mirada hacia la orilla del mar y los dos dejaron que el silencio reinase sobre ellos. De repente, él se echó hacia atrás, alzó la cabeza y clavó sus ojos en ella. Hizo una mueca y contuvo la respiración durante unos segundos antes de empezar a hablar.
“Sé que no es fácil. Eso de ponerle letras y convertir en palabras lo que parece estar en una armonía impecable en tu cabeza. No, no es fácil.”
“Yo...lo siento”
“Sh, no digas nada."
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